domingo, 29 de septiembre de 2013

Liberación fenomenal

«Confesión»

Esta entrada, para mí, es especial. 

¡Sucedieron demasiadas cosas!

Primero, he aprendido que la soberbia es mala -aunque se supone que debo saberlo-. Ahora sé que aceptar que cada una de las personas llevamos un mínimo de esta es dar un gran pasado hacia el siguiente: controlarla y, si es posible, eliminarla. Segundo, aprendí que confiarse, de igual modo, es malo -y creo que ello va concatenado con la soberbia- porque me di cuenta de que no todo cae por peso propio, a veces debemos jalar aquello para que los sucesos sean eso, sucesos. Tercero, aprendí a aceptar una derrota para poder asumir una victoria. Finalmente, sé que algunos pequeños errores no me definen como persona. ¡He aprendido demasiado! 

Esta entrada es especial porque no intentaré ser formal con la escritura ni trataré de ser exacto con las palabras.

Hoy sucedió algo muy extraño, fenomenal, lo llamaré. Este fenómeno se asemeja a cuando tuve que hablar delante de toda mi familia en las fiestas navideñas -tremenda vergüenza de por sí escribirlo-. Sé que algunas personas pensarán que aquello para mí es fácil, pero no. Es fácil mantener un discurso con amigos, compañeros, conocidos o con personas a las que les pides la hora por la calle, pero esto es más complicado y no sé cómo explicarlo, a esto también lo llamaré algo fenomenal. Esto fenomenal que me sucedió -lo primero- es de igual forma difícil de explicar, y sé que estoy redundando, pero trataré de explicarme con  mayor lentitud...

Hace poco perdí, junto a mi equipo, un concurso que, para nosotros, era de suma importancia: me sentí derrotado, pobre, tonto, idiota y sumamente soberbio -para los que deseen saber, este concurso era de debate y para los que no, pues que mal, estoy seguro de que ya lo leyeron- porque desde el inicio me imaginé como ganador y sumamente superior al otro equipo. Creo que ese fue el error que, a grandes rasgos, me perjudicó, por lo menos a mí. Allí fue donde aprendí que asumir una derrota anticipada ayuda a que podamos estar conscientes y preparados para una victoria y, sobre todo, ser capaces de no sentirnos superiores con relación a la contraparte a quien nos enfrentamos: todos nos merecemos aquel premio por el que luchamos, pero claro, si luchamos. 

Concurso de declamación - TRILCE Chorrillos 2013
Por otro lado, también participé en un concurso de declamación, y perdí. 

Aunque sea extraño, tonto y, tal vez, algo ñoño, me siento feliz al haberlo hecho: por ello fui capaz de aceptar, con total libertad, que unos pequeños errores no nos definen como persona y que para todo -absolutamente para todo- nos debemos preparar, por más mínimo que sea el detalle. Esto fue fenomenal -sí, creo que ya me encantó la palabra- ya que pude darme cuenta de todas las barbaridades que estaba cometiendo y que sé debo cambiar.


¡Sí que es especial esta entrada! Fíjense, es la primera fotografía-collage que publico en alguna de mis entradas. No lo sé, esta vez me siento libre al momento de escribir, más libre aún.

En esta entrada me libero de algunas reglas que impuse a este blog; reglas para publicar, redactar, compartir... En fin, reglas en sí, solo piensen eso. Tal vez esto se debe a que de alguna forma quiero demostrar mi rebeldía y veo a este medio como eso, el perfecto medio para hacerlo sin que me digan esto o el otro o aquello. Al otro lado de la pantalla, aquel ser que está sentado, parado o echado leyendo esto, pensará, quizá, que es idiotez, pero te digo, ser que no existe en este lado, que eso poco o nada me importa. Es mi personalidad la que libero con un estilo al escribir y si yo no la acepto, ¿quién lo hará? Ahora, no afirmo que por obligación la estoy aceptando, solo que estoy en el proceso de aceptación natural de mi yo. Es una verdad que quizá sea cruda, pero observen, ya estoy aprendiendo nuevas cosas, entre ellas, cómo publicar fotos en las entradas. Sí, lo sé, eso no es relevante.

Me olvidé cuál era el sentido original por el que estaba escribiendo, disculpen. Ahora queda demostrado que es el tema el que elige al escritor, y yo que quería demostrar lo contrario. En fin, ahora me siento calmado, saciado, sentía que cargaba con una culpa en mis hombros y no sé el porqué. 

Sépanlo: soy soberbio, orgulloso, ególatra, resentido, etc, etc, etc, etc y un etc de ese etc. Alguna vez dije que una persona se distingue por llevar sentimientos en distintos grados y este fue el momento preciso para confirmarlo. 

Imitación de un final: Esta entrada es dedicada a d o s personas a quienes estimo mucho, y la forma fenomenal con la que lo escribí es un agradecimiento aparte por ese ingenio de la escalera que se pierde en alguna galaxia socio-mental. 

2 comentarios:

  1. Me he enamorado de tu forma de escribir... Debes saberlo ♥

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Agradeceré su critica, todos aprendemos en el camino.