<<Cuento corto>>
La vergüenza de estar en un carro y justo pasar por su lado, fue una anécdota única aunque no sé por qué, pero lo fue. Volteé la cara deseando que no me viera y en realidad no sé si lo hizo, estaba muy nervioso, no sabía qué hacer. ¡Además, estaba con sus amigos y yo no soy tan amigo de ella! Me sentí un idiota por no saludarla a través de la ventana, fui un cobarde, traté de esquivarla inconsciente e ignorantemente. Durante el tramo de ida pensé en el acto de cobardía que pasó, el acto del cual yo era el protagonista. ¡Aborrezco eso! Trataba de calmarme con una botella de plástico, algo aún mucho más estúpido. No podía ni leer el libro que tenía en mis manos, no podía concentrarme, una y otra vez venía a mi cabeza el recuerdo del momento que acababa de pasar. Fui un idiota, lo sé. Hasta ahora no sé por qué me lo recrimino, me tiro látigos de palabras y no sé por qué. Camila no quiere estar conmigo, creo que ni sabe bien mi nombre, quién sabe si aquella vez que me saludó en el colegio fue por pura amabilidad. Por mi parte, aún no estoy seguro si quiero estar con ella ¿Será su físico? No la conozco mucho para asegurar que en su interior hay una gran chica, pero pienso que ella es más que eso. Tengo tantas dudas en mi cabeza, tantos temores y ahora se suma una característica a mi estado de ánimo: vergüenza de mí.
[...]
La vergüenza de estar en un carro y justo pasar por su lado, fue una anécdota única aunque no sé por qué, pero lo fue. Volteé la cara deseando que no me viera y en realidad no sé si lo hizo, estaba muy nervioso, no sabía qué hacer. ¡Además, estaba con sus amigos y yo no soy tan amigo de ella! Me sentí un idiota por no saludarla a través de la ventana, fui un cobarde, traté de esquivarla inconsciente e ignorantemente. Durante el tramo de ida pensé en el acto de cobardía que pasó, el acto del cual yo era el protagonista. ¡Aborrezco eso! Trataba de calmarme con una botella de plástico, algo aún mucho más estúpido. No podía ni leer el libro que tenía en mis manos, no podía concentrarme, una y otra vez venía a mi cabeza el recuerdo del momento que acababa de pasar. Fui un idiota, lo sé. Hasta ahora no sé por qué me lo recrimino, me tiro látigos de palabras y no sé por qué. Camila no quiere estar conmigo, creo que ni sabe bien mi nombre, quién sabe si aquella vez que me saludó en el colegio fue por pura amabilidad. Por mi parte, aún no estoy seguro si quiero estar con ella ¿Será su físico? No la conozco mucho para asegurar que en su interior hay una gran chica, pero pienso que ella es más que eso. Tengo tantas dudas en mi cabeza, tantos temores y ahora se suma una característica a mi estado de ánimo: vergüenza de mí.
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