sábado, 29 de marzo de 2014

Tiempo suspendido

«Cuatro paredes»

Eliminaré mayo del tiempo, desde su "aceptación" como tal. 

¿Qué fue lo que se ganó? Dolor. Y, ¿del dolor? Sufrimiento. No existe algo que se pueda rescatar de aquel mes abnegado, ni el segundo domingo que se disfraza de felicidad. Necesidad de sentir algo, algo en letras mayúsculas, algo resaltando cada sílaba con un acento. 

¿Poderoso? Al escribir soy el dios todopoderoso, el que sin querer todo, todo lo tiene. Puedo, y lo haré, restarle días a ese calendario estático, que lleva en su interior movimiento, o sumarle. Puedo eliminar cifras, como meses, o personas. El tiempo que se comprendía bajo ese nombre ya eliminado servirá de catarsis, un tiempo suspendido que ayudará a que podamos pensar en lo que hicimos o dejamos de hacer, en lo que vendrá. Si tenemos dudas, se esfumarán entre el primero y el treinta y uno del tiempo suspendido. Como el dolor, sufrimiento, pena, alegría o amor. Sobre todo amor. 

Le rezaremos al dios del tiempo -no a Cronos- y así lograremos olvidar lo que nos empecinamos a recordar. Yo. Fui feliz contigo, lo fui. ¿Ahora? ¡Vete! ¡Pena! Pena a la menos dos. Respirar tu ausencia duele, pero duele más tratar de eliminar lo imposible. 

Olvida todo lo que plasmé, en realidad jamás lograré eliminarte de mi vida. Mayo.

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Agradeceré su critica, todos aprendemos en el camino.