<<Cuento corto>>
Levanta tu mirada, el cielo está de un color celeste blanquecino.
El sujeto quiso saltar desde lo más alto de aquella roca, puntiaguda, plomiza. El sentido de la vida no era si no el saber de lo que significa dar el siguiente paso. El cemento ayudaría a volar, el golpe sería el resorte paradójico hacia lo blanco.
Saber de ti ayudaría, ¡quiere saber de ti! Dónde estás, qué es lo que haces, tu cima, tu cavidad, tu instrumento. El hombre, ahora, se asemejaba a la roca, poseía un hoyo en el centro, pero continuaba fuerte, de pie. Los poemas se perdieron entre las lágrimas, el agua; el sol realizó todo lo posible para eliminarlos. Lo logró. La historia acabó ahí, confuso. Ahora no sabe algo, se convirtió en nada.