viernes, 10 de mayo de 2013

Prisionero del amor

<<Cuatro paredes>>

¡Me enamoré! Es delicioso poder declararme prisionero de un sentimiento controversial. No trato de fingir estereotipos que hagan de mí una persona "especial". Soy simple, sin máscaras ni pesares en mis palabras. Me enamoré, ya no puedo controlar el barco que hago llamar "vida" y así me siento feliz. Por más que traten de convencerme de lo contrario, estoy enamorado de la persona que sigilosamente convirtió mi caminar en una marcha hacia ella. Puede que no siga todos sus pasos, puede que mi corazón se haya transformado en mil retazos, puede que sea esclavo inocente de la vida… ¡Que mas da, estoy enamorado! Me enorgullezco al decir que soy esclavo de su mirada, de su sonrisa, de su presencia que desmenuza mi corazón y desnuda mis sentimientos.

Es hermoso ilusionarse y darse cuenta, poco a poco, que ahora estoy enamorado. Es hermoso observar su faz y darme cuenta, de nuevo, que deseo permanecer a su lado durante largo tiempo. Describir su sonrisa, su mirada, su cercanía, su cariño, su espontaneidad, su hermosura, su originalidad… denotaría de mi parte egoísmo. ¿Egoísmo? No pretendo ni quiero, encerrar en unas simples frases lo que la hace especial y mucho menos coleccionar su "presencia" en palabras que no describirían en totalidad lo que ella representa en mi vida. ¡Como desearía ser parte de su existir! ¡Qué sublime es afirmar que el cariño libera de cadenas terrenales! Es sublime apasionarse con un beso imaginario, un beso que guarda la magia del tiempo en un segundo. Desearía ser dueño del destino y cohesionar nuestros caminos, acoplar sentimientos que me permitan ser libre en esta opresión tan cortante.