domingo, 11 de mayo de 2014

Aullido a la luna

<<Ojos turquesa>>

Cuando te conocí inició todo: el viaje por todos los lugares desconocidos de mi alma y cuerpo.

Ya tu nombre se convirtió en aquel premio agotado, cada vez que estoy en combate por sentir tu luz. Ahora soy parte de ti, de tu sol, de tu cielo, de tu aire; tú eres parte de mi sangre y mis manos, también de mi prosa. ¡Ah! Si tan solo me permitieras estar a tu lado a cada instante, beber de tu boca, tocar el cielo con tus manos, dibujar con tus colores y lápices; vivir a través de tus ojos. 

Un día cercano abrazaré tu recuerdo, lo esconderé entre mis oídos; te besaré, morderé tus labios, colocaré tus manos en mi cara y las mías en tu cabello, beberé de ti, lentamente. Me alimentaré de la hermosura que englobas en un solo cuerpo interior. Te miraré a los ojos y te acercaré a mí, y te volveré a besar para descifrar el sabor de tus encantos. Porque para estar contigo hace falta tiempo: porque el tiempo se puede medir; tú eres infinita, inagotable. 

Eres mi luna y yo el lobo en busca de un poco de jugo, de acercamiento. Desde que te veo, en lo alto, la razón se aleja, hablo contigo, tú respondes, me enamoro; tú sigues allá, lejos, pero me brindas tu luz y calor. A veces batallo para interpretar tus profundidades, y me detengo al redescubrir que tú eres el mayor monumento natural: misteriosa, alegre, radiante. Si al respirar ahora, muero, ruego que sea bajo tu luz. Que sea en aquel estado de éxtasis por tus ojos calurosos. 

Si me pierdo, quizá me encuentren en ti, entre tus pies, entre tus nueve minutos más de vida, entre tu turquesa, entre tu nariz y mentón. Existir se vuelve complicado cuando los ojos son prestados, cuando se absorbe el café por segunda vez, ¡tú eres mi azúcar! Te mezclaste con el chocolate, tu olor penetró mi cuerpo, tu risa mi pecho, y tu amor… tu amor me acompañará como tres pasos al frente. Ahora tu cariño me acaricia con el pétalo de un girasol traslúcido. 

Mi cariño se prolongó, aumentó de caudal, todo cambió; ahora estás aquí, a mi lado. Te narro mis días, sueñas conmigo, despertamos juntos y el sueño aún no acaba. Cada vez que observo mi ventana te veo entre cada blanco seguro. 

Buscaba a alguien diferente: te encontré.

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